La timidez puede definirse como un estado anímico que afecta a las relaciones personales. Habitualmente es considerada como una pauta de comportamiento que limita el desarrollo social de quienes la experimentan dentro de su vida cotidiana. A pesar de que no es una enfermedad, la timidez es un problema que afecta a muchas personas y que cada vez es más frecuente en las consultas de los psicólogos. En efecto, la timidez puede tener consecuencias graves para las personas que la padecen en alto grado, dando lugar a trastornos tales como fobia social, fobia a hablar en público, aislamiento social, etc. Sin embargo, por lo general, puede solucionarse aprendiendo unas pocas habilidades sociales que, una vez repetidas, resultan sencillas y se ponen en marcha de forma automática.
En realidad, no todas las personas tímidas tienen los mismos miedos o se sienten incómodas o molestas en las mismas situaciones, aunque la mayor parte de ellas se sienten inseguras cuando tienen que hablar en público, se sienten observadas, hablan con gente desconocida, o se relacionan con personas que les resultan atractivas.
Las consecuencias de este sentimiento pueden afectar a las personas en todas las facetas de sus vidas, haciendo que se sientan insatisfechas, ridículas, aisladas, inseguras, inferiores e idealicen al resto, de forma que no pueden intercambiar opiniones, valores o sentimientos.
Un aspecto a tener en cuenta es que cuando los problemas de timidez interfieren mucho en la vida de las personas, generándoles mucho malestar, es recomendable que consulten a un psicólogo para abordar la problemática a partir de un proceso terapéutico. No obstante, si el problema no es sumamente grave, las personas pueden intentar hacerle frente siguiendo una serie de pautas:
- Tomar conciencia de que cada uno es el único responsable de sus problemas y por tanto debe prepararse para resolverlos.
- Nada es fácil, porque las cosas no siempre salen como se desea. Por tanto, lo que se sabe se aprende gracias a la experiencia y es por ello que la práctica es fundamental para superar la timidez y el rubor.
- Es conveniente que la persona tímida no dé excesiva importancia a este aspecto ya que no la define por completo, sino que es una característica más de su personalidad que no tiene nada de malo. En este sentido, es importante ser capaz de aprender a valorar el resto de cualidades que se poseen.
- Es muy útil practicar ejercicios de relajación o aprender a controlarse en los momentos de ansiedad e inseguriad, repitiéndose a sí mismo frases positivas y tranquilizadoras.
- Otra estrategia muy efectiva es pensar en las frases que cada uno dice o comenta con los demás y que impiden superar los sentimientos de inseguridad. A partir de ahí, se pueden cambiar dichas frases por otras positivas que ayuden a la persona a sentirse más fuerte a la hora de intentar superar su timidez.
- Es importante fijarse metas pequeñas y que ayuden a cumplir el objetivo final de afrontar y superar la timidez. Esto debe hacerse poco a poco, teniendo en cuenta que no pasa nada si en algún momento del proceso las cosas no ocurren como estaba previsto.
- Imaginar situaciones en las que uno se desenvuelve con normalidad o con éxito, y reflexionar en lo que hace para conseguirlo.
- A medida que la persona va afrontando su timidez, es importante que se conceda algún pequeño capricho a modo de recompensa. Por el contrario, no es nada oportuno castigarse por los errores, ni tan siquiera culparse. De hecho, al principio, es normal no salir siempre victorioso de todas las situaciones.
Por último y tal y como se ha señalado anteriormente, destacar que la timidez es susceptible de recibir tratamiento cuando se experimenta de forma muy frecuente, intensa y promueve una alteración de la normalidad del funcionamiento del sujeto y le impide mantener relaciones sociales abiertamente, mostrar todo su potencial, tomar decisiones, decir lo que piensa y otras acciones en un entorno donde estén involucradas muchas personas. El tratamiento puede ser diverso aunque los métodos terapéuticos que han demostrado una mayor eficacia son los siguientes:
- Terapia Cognitivo – Conductual.
- Terapia de Programación Neurolingüística.
- Terapia Breve.
- Entrenamiento en Habilidades Sociales.