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Precaución: estrés a la vista

Posted on 06/05/2014 por clicpsicologos
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Ya sabíamos que el estrés es una respuesta natural del organismo, necesaria para nuestra supervivencia, puesto que nos prepara para la lucha o la huida. El mismo término se utiliza para designar una situación de desbordamiento de nuestros recursos ante las demandas del medio.

Hans Selye

El fisiólogo Hans Seyle introdujo por primera vez este término en 1935 para designar las respuestas generales de distintas personas ante las diferentes exigencias del entorno. Las hormonas que intervienen en esta respuesta son principalmente dos: la adrenalina y el cortisol. Éstas son las responsables de que el organismo se prepare para el esfuerzo y se mantenga en estado de alerta. Como efectos principales aumenta la frecuencia cardíaca y respiratoria, la sangre se dirige a los músculos y experimentamos sudores fríos, opresión torácica, palpitaciones, agitación y malestar abdominal, entre otras sensaciones.

En concreto, el cortisol, la llamada “hormona del estrés”, es el encargado de mantener
esa activación hasta que consideremos que la amenaza ha pasado. Una liberación excesiva y prolongada en el tiempo, además de los síntomas descritos, puede tener graves consecuencias para nuestra salud, entre ellas: elevados niveles de azúcar y colesterol en sangre, desequilibrios hormonales, problemas de sueño, problemas gástricos y cardíacos.

EstrésHasta ahora se sabía que el estrés como problema se puede transmitir de padres a hijos incluso antes de nacer, y no sólo genéticamente, también mediante pautas de comportamiento que pasan de una generación a la siguiente.

Una investigación reciente del Instituto Max Planck de Neurociencias en Leipzig y la Universidad Técnica de Dresde, basándose en los niveles de cortisol, ha llegado a la conclusión de que el estrés también se puede generar de forma empática, como el bostezo, observando a personas en situaciones que exceden los recursos con los que cuentan para resolverlos.

Michael Douglas en la película "Un día de furia"

Michael Douglas en una escena de la película “Un día de furia”

Los resultados son claros, el estrés “se pega” y sobre todo cuando la persona que estás observando es tu pareja. Tanto si se trata de observación directa, como si se realiza a través de un monitor, el cortisol aumenta. Por lo tanto, según los investigadores, se puede inferir que hasta los programas de televisión en los que aparecen personas en situaciones estresantes nos pueden provocar estrés.

Más información sobre esta investigación aquí: http://www.mpg.de/8167448/stress-empathy

 

 

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Alfred Adler: psicología individual y teoría de superación

Posted on 30/01/2014 por clicpsicologos
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Psicología Individual Alfred Adler (1870 – 1937) fue un médico austriaco, terapeuta y creador de un nuevo modelo de psicología al que se ha dado en llamar psicología individual. A pesar del nombre, esta teoría no estudia al ser humano como ente abstracto, sino que define y procura entenderlo en su relación con la comunidad. Para Adler no existen subdivisiones de la personalidad como  el ego, el yo y el superyó, y de ahí que su teoría se haya denominado también Teoría holística o indivisible. Adler comprende al individuo en su singularidad, relacionándolo con su contexto social y cultural. En este sentido fue un precursor de la psicología social y de los modelos integradores actuales.

En los inicios del psicoanálisis fue un importante colaborador de Freud y llegó a ocupar incluso la presidencia de la Sociedad Psicoanalítica,  pero diferencias en conceptos fundamentales como la sexualidad le hicieron alejarse y desarrollar su propia teoría.

En 1912 publica “El carácter neurótico”, su obra más importante. Para Adler el sentimiento de inferioridad (consciente o inconsciente, con sus mecanismos de compensación), es la clave para promover el desarrollo positivo y el crecimiento personal.

Crecimiento y superación

El sentimiento de inferioridad deriva de la capacidad de observación y comparación de nuestra especie. Ante la detección de una desigualdad (en aptitudes físicas, inteligencia, recursos económicos, etc.) el sujeto reacciona con una estrategia compensatoria que busca restituir el equilibrio en esa comparación. El sentimiento de inferioridad sería la base para la superación, la idea que dirige e impulsa el cambio, pero una excesiva fijación en este sentimiento puede ser patológica. A este problema lo denominó complejo de inferioridad. Posteriormente la teoría se amplió a la búsqueda de sentimientos de superioridad y los motivos de interés social.

Adler y Freud

A diferencia de la orientación de Freud, con una visión pesimista del ser humano, Adler introdujo en su teoría el esfuerzo voluntario para conseguir metas postivas personales y en beneficio de la sociedad.

 

Muchos de los métodos desarrollados por Adler se utilizan hoy en psicología cognitiva, como algunas técnicas de role-playing para la toma de perspectiva y el diálogo socrático introducido por él. Era una persona muy optimista y su trabajo está en consonancia con las nuevas tendencias de psicología positiva, en la sistémica, e incluso se le ha llegado a considerar el padre de la autoayuda.

superación Adler

Aunque sus ideas han promovido muchos avances y siguen inspirando líneas de investigación, su figura no es tan reconocida, probablemente por su generosidad, ya que no le preocupaba demasiado el reconocimiento o el éxito, sino transmitir y provocar los cambios que consideraba necesarios. Defendió con fuerza los aspectos positivos del ser humano e influyó en eminentes psicólogos como Abraham Maslow, Erich Fromm y Carl Rogers, entre otros.

 

Publicado en psicología, psicólogo | Etiquetado Adler, autoayuda, psicoanálisis, psicologia, psicología individual, psicología positiva, psicólogo, teoría holística, teoría indivisible, teoría psicológica | 1 Respuesta

Amaxofobia: la pesadilla de conducir

Posted on 08/07/2013 por clicpsicologos
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Amaxofobia es el término que se utiliza en psicología para designar el miedo persistente e irracional a conducir un vehículo. La palabra viene del griego: amaxo, que significa carruaje, y phobos, que significa miedo.

miedo a conducir

Hay que diferenciar esta fobia de la lógica preocupación cuando se conduce en circunstancias especialmente complicadas, o cuando se ha presenciado o sufrido algún accidente. Tampoco se puede hablar de amaxofobia cuando existan otros trastornos de ansiedad que pudieran justificar este miedo.

 

Este problema está vinculado con el Trastorno por Estrés Postraumático (TEP) o con otro tipo de fobias
relacionadas con viajes o movimientos, como el miedo a volar, por lo que puede ser muy incapacitante.

No sólo se trata de temor a conducir, sino que se puede extender a la imaginación e influir, por ejemplo en el examen teórico, cuando se plantean situaciones de tráfico en las que hay que tomar una decisión.Según estudios recientes, casi un tercio de los conductores pueden padecer esta fobia en mayor o menor grado, sin embargo, este problema no suele ser admitido por miedo a la incomprensión, lo que contribuye a su desconocimiento y a la falta de sensibilidad social.La amaxofobia supone un estado de agitación, de inquietud permanente, que impide la acción de conducir o que la convierte en una verdadera pesadilla para quién la padece. Entre los síntomas destaca la angustia, la sensación de inseguridad y vulnerabilidad, estrés y negatividad.Aunque puede no ser incapacitante para conducir, se ha demostrado que complica esta acción hasta el punto de incrementar la accidentalidad.Se suelen establecer dos niveles:

  • Paralizante: aquel que impide a la persona conducir, aun en las mejores condiciones.
  • Miedo ante circunstancias específicas: el miedo en este nivel responde a variables externas como la luz, la densidad de tráfico, el tipo de vía, la climatología, etc.

En proporción, el miedo paralizante supone menos del veinte por ciento del total. También se han hallado marcadas diferencias en función del sexo, siendo la proporción de mujeres que padecen esta fobia casi el doble que la de hombres.
En el caso de los hombres, el miedo paralizante se ha relacionado con edad avanzada y una merma de las capacidades físicas que les hacen sentirse inseguros.

Por parte de las mujeres, el miedo paralizante tendría que ver principalmente con circunstancias familiares que debilitarían su autoestima o con una dura experiencia inicial en relación con la conducción (Pérez Peláez, 2005).

Tratamiento:

Entre los tratamientos que han demostrado ser más efectivos destaca la técnica empleada por la psicología cognitivo-conductual.

Desde esta perspectiva se trata de comenzar por una toma de conciencia del problema por parte del paciente. Para ello los psicólogos tendrán en cuenta sus condiciones particulares. A partir de esta toma de conciencia se involucra al paciente en la planificación y la organización del trabajo necesario para la recuperación.

tratamientoEl siguiente paso debe ser el de potenciar la confianza y la autoestima del paciente, recuperando o aprendiendo las técnicas específicas para la conducción. Esta terapia se complementa con estrategias de afrontamiento para resolver los problemas que van a surgir, como: detención del pensamiento, autoinstrucciones, técnicas de relajación, etc.

 

Finalmente se lleva a cabo una exposición progresiva a la fobia, que puede comenzar por la imaginación, o bien partir de un contexto de conducción muy controlado y sencillo para ir introduciendo complejidad a medida que la persona va ganando seguridad y confianza en sí misma.

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WhatsApp y sus riesgos

Posted on 28/03/2013 por clicpsicologos
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En la sociedad actual, donde las nuevas tecnologías ocupan un espacio cada vez más importante, la aplicación WhatsApp constituye un auténtico fenómeno de masas. Dicha aplicación permite enviar y recibir mensajes mediante internet, sustituyendo a los servicios tradicionales de mensajes cortos o sistemas de mensajería multimedia. Además, también ofrece otro tipo de utilidades, ya que los usuarios pueden crear grupos y enviar entre ellos un número ilimitado de imágenes, vídeos y mensajes de audio entre otras funciones. Debido a la creciente demanda de este servicio por parte de la sociedad, diversos profesionales han llamado la atención sobre los posibles riesgos que entraña un mal uso de este tipo de tecnologías. En este sentido, diversos psicólogos, entre los que destaca el catedrático de Psicología Enrique Echeburúa, consideran que el uso indebido del servicio de mensajes WhatsApp entraña ciertos riesgos que conviene conocer y tener en cuenta.

En efecto, el servicio de mensajería WhatsApp permite realizar ciertas averiguaciones de una forma muy sencilla. De este modo, cualquier usuario del servicio puede saber cuando alguno de sus contactos está en línea, el tiempo que hace que no se conecta e incluso saber a la última hora que estuvo conectado. Estas averiguaciones, aunque aparentemente inocentes, pueden resultar comprometedoras y, de hecho, es cada vez más habitual que la aplicación acabe desencadenando conflictos amorosos o malentendidos entre amigos. Sobre todo si los usuarios hacen uso de la aplicación de una forma irracional o como una herramienta de control.

Por el contrario, WhatsApp también tiene su lado bueno si se utiliza de forma racional y responsable, ya que permite comunicarse e intercambiar información de manera gratuita y rápida desde cualquier parte del mundo con tan sólo conectarse a una red wifi.

No obstante, cada vez resulta más habitual la escena de ver a una pareja o a un grupo de amigos con un refresco en una mano y con el móvil en la otra. Este es otro de los problemas de WhatsApp, dado que su mala utilización puede generar un desinterés por la vida real, constituyendo una verdadera adicción.

El Psicólogo Enrique Echeburúa pone como ejemplo de adictos a personas que son capaces de escribir multitud de mensajes entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, lo que constituye una anomalía que altera el transcurso normal de la vida de cualquier persona que trabaje, estudie o tenga amigos y aficiones. Según este experto psicólogo, también tienen un problema de adicción aquellas personas que utilizan esta aplicación móvil para controlar, o aquellas que no son capaces de charlar con otras personas sin dejar de consultar el móvil de forma constante y respondiendo a los mensajes de forma inmediata, cualquiera que sea el escenario. Por tanto, la pérdida de control, una interferencia grave en la vida cotidiana y una dependencia constante son determinados síntomas que padecen los individuos que han pasado de ser meros usuarios de WhatsApp a sujetos aquejados por una adicción.

Entre las recomendaciones que ofrecen los Psicólogos para evitar este tipo de dependencia y adicción a la aplicación WhatsApp, destacan las siguientes:

  • Poner límites horarios a la hora de utilizar la aplicación.
  • En la medida de lo posible intentar no interrumpir las tareas que se están haciendo para consultar nuevos mensajes o notificaciones, de manera que la aplicación no suponga una interferencia con las actividades cotidianas del sujeto.
  • En el caso de que la persona ya sea adicta, es recomendable una abstinencia de varios meses, para luego volver a aprender a utilizar la aplicación de una manera más racional.
Por último destacar que la adicción a WhatsApp y a otras nuevas tecnologías, no sólo constituye un fenómeno que afecta a personas adolescentes, sino que también afecta a personas maduras. Por tanto, es importante conocer si la persona que padece este tipo de adicción puede presentar otro tipo de problemas psicólogicos susceptibles de estar influyendo en dicha adicción, tales como baja autoestima, ansiedad, depresión, inseguridad, timidez extrema…

Finalmente, señalar que debido a que la implantación de WhatsApp en nuestra sociedad es reciente, aún no hay datos de esta patología asociada al uso irracional de la aplicación. No obstante, los especialistas detallan que el porcentaje de usuarios que realizan un uso inadecuado de esta herramienta puede situarse en torno al 5 y el 9% del total de personas que usan WhatsApp.

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Freud y el Psicoanálisis

Posted on 25/03/2013 por clicpsicologos
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El Psicoanálisis es una práctica terapéutica fundada por el neurólogo vienés Sigmund Freud alrededor de 1896. A partir del psicoanálisis se han desarrollado posteriormente diversas escuelas de psicología profunda o de orientación dinámica y analítica. Asimismo, la teoría ha influido sobre muchos otros psicólogos y escuelas psicológicas y terapéuticas. El Psicoanálisis surgió a partir de una teoría propia elaborada por Sigmund Freud acerca de la histeria. La primera obra de Freud sobre el Psicoanálisis la desarrolló junto con Joseph Breuer, con quien había empezado  a trabajar con un método al que llamaron catarsis. Dicho método consistía en hacer retroceder a la paciente mediante hipnosis al momento en que había sufrido la experiencia traumática que originaba su enfermedad. Encontraron que cuando las pacientes podían recordar aquellos traumas, sus síntomas remitían en gran medida. Poco a poco, Freud se fue dando cuenta  de que la hipnosis no era necesaria en el tratamiento. En efecto, las pacientes podían rememorar los hechos de su pasado sin necesidad de ser hipnotizadas. Además, muchas pacientes no eran susceptibles a la hipnosis, y en cualquier caso, la colaboración de un paciente consciente siempre es mayor que la de uno que se encuentra en algún tipo de trance. A partir de entonces, Freud empezó a utilizar el método de las presiones. Dejaba hablar a su paciente y cuando ésta se quedaba callada, presionaba su frente con la mano y le hacía decir la primera idea que le viniese a la mente.

 

La evolución de la metodología empleada por Freud en su consulta fue uno de los pilares en que se asentó la técnica del Psicoanálisis. El otro lo constituye la interpretación de los sueños, tal como se expone en su libro de 1900. Freud empezó a interpretar los sueños de sus pacientes porque pensaba que éstos reflejaban, sin las restricciones del mundo real, las ideas incoscientes. La interpretación de los sueños le sirvió además para poder llevar a cabo su autoanálisis. Por las mañanas anotaba lo que recordaba de sus propios sueños y posteriormente lo analizaba. Esto evitaba el mayor problema del autoanálisis, es decir, interpretar las ideas a la vez que se producen. Los sueños contenían para Freud una simbología que variaba en gran medida de unos individuos a otros. No obstante, hay algunos símbolos que él consideraba prácticamente universales. Por ejemplo, los objetos alargados suelen representar el pene, mientras que los objetos cerrados representan los genitales femeninos.

A lo largo de su carrera, Freud desarrolló una teoría de la personalidad que tuvo varios planteamientos distintos. En un principio su teoría de la personalidad surgió de su teoría de la histeria. De hecho, inicialmente, Freud consideraba que todas las pacientes histéricas habían sufrido algún trauma infantil, de naturaleza sexual. Por lo general, el hecho traumático consistía en los abusos sexuales por parte de algún miembro de su familia. Más tarde consideró que la histeria era el resultado de la aplicación de mecanismos de defensa consistentes en reprimir ciertas expresiones en el incosciente para que no pudiesen dañar al paciente con su desagradable recuerdo. En 1895, Freud expresó que la histeria se basaba en el mecanismo de la seducción, idea que abandonó cuando decidió que los abusos sexuales infantiles no eran reales sino imaginarios, lo que dio lugar a su teoría del Complejo de Edipo. Al parecer, cuando pretendió generalizar su teoría sexual a toda la humanidad, consideró demasiado aventurado suponer que todos los padres habían abusado realmente de sus hijos.

El desarrollo de la personalidad según Freud iba unido al desarrollo de la sexualidad. Freud defendió la idea de que los niños mantienen una importante actividad sexual desde el nacimiento. De este modo, en el desarrollo de la sexualidad, diferenció 5 etapas:

  1. Etapa oral: En esta etapa el bebé centra la atención del placer en la boca. El placer está unido a la alimentación y a la figura materna, que es quien la proporciona.
  2. Etapa sádico – anal: Abarca desde el año y medio hasta los tres años aproximadamente. En esta etapa los niños obtienen el placer a través de la expulsión y retención de heces. El sadismo asociado a esta etapa proviene de la idea que los niños utilizan sus heces como un arma frente a los adultos, particularmente, los padres. El niño descubre que puede irritar fácilmente a sus padres si usa adecuadamente sus propias heces, de ahí el aspecto sádico de la etapa.
  3. Etapa fálica: En ella, el niño descubre los órganos genitales como productores de placer. Se da cuenta de que las niñas no tiene pene y esto le produce la preocupación de que él también pueda perderlo. A esta inquietud se le conoce como miedo a la castración. Las niñas, por su parte, descubren que ellas carecen del órgano que poseen los niños. Empiezan entonces a sentir que su cuerpo está incompleto, y odiar a sus madres por haberlas traído al mundo en tal estado. Es lo que se conoce como envidia de pene.
  4. Complejo de Edipo: En esta etapa, los niños desarrollan un deseo sexual orientado hacia la figura materna. Este deseo se acompaña de odio hacia el padre, a quien se tiene por un rival en la lucha por obtener el cariño de la madre. En las niñas, la situación es todavía más complicada. De hecho, no todas las niñas llegan a desarrollar el llamado Complejo de Electra y a algunas de ellas, la envidia de pene les lleva a adoptar una personalidad masculina.
  5. Etapa genital: Es la que se alcanza en la adolescencia por parte de la mayoría de las personas, los niños y las niñas reconocen la imposibilidad de acceder sexualmente a sus progenitores y desvían sus intereses a otros miembros de la comunidad.

Además, según Freud, la personalidad del adulto se compone de tres instancias psíquicas:

  1. El Yo: Está compuesto por partes conscientes e inconscientes. El mundo real ejerce un fuerte control sobre él, que trata de mantener el equilibrio entre la realidad y el deseo.
  2. El Ello: Es la más antigua de las instancias psíquicas. Cuando nace el niño, es la única que existe. Se rige por el principio del placer exclusivamente, y no se preocupa siquiera de la supervivencia del individuo.
  3. El Superyo: Se forma a partir de la interiorización de la figura paterna. Constituye por tanto un sistema de control que va interiorizando todas las formas sociales y todas las restricciones que se aplican en la búsqueda del placer. Es el origen del sentimiento de culpa cuando se transgreden las normas.

La vida adulta constituye una constante pugna entre estas tres instancias para mantener el equilibrio psíquico.

Al final de su carrera, Freud consideró que a la búsqueda del placer había que añadir en el ser humano otro tipo de impulso que sería el impulso autodestructivo: el Thanatos. Su funcionamiento sería parecido al del deseo sexual (eros), pero su signo, exactamente, el contrario. Si el eros es un impulso de vida, el thanatos es un impulso de muerte. Una energía similar a la que subyace al deseo sexual llevaría a las personas a un deseo de autodestrucción.

El psicoanálisis se convirtió en un acercamiento metapsicológico al ser humano. Freud abandonó enseguida su idea de desarrollar simplemente una teoría de las neurosis, y abordó la empresa, mucho más ambiciosa, de desarrollar la teoría de la personalidad reseñada. Para conseguir este objetivo, Freud se basó fundamentalmente en los resultados de su autoanálisis y en los del análisis de sus pacientes. A éstos les pedía, cada vez con menos restricciones, que hablaran sencillamente sobre lo primero que se les ocurriese. Completaba el análisis con la interpretación de los sueños, que debía hacerse en el contexto del psicoanálisis. Freud solía utilizar los sueños de sus pacientes, para que éstos asociaran libremente a partir de cada uno de sus elementos. Por ejemplo, si un sueño transcurría en la cocina de la casa de los padres de una paciente, Freud le pedía a ésta que dijese todo lo que le sugería la casa, sus padres y la cocina. Las consecuencias que obtenían se extraían, tanto del contenido del sueño como de las asociaciones que producía.

Freud consideraba el Psicoanálisis como un procedimiento útil para cualquier persona, e imprescindible para los psicoanalistas. Para ejercerlo era necesario estar psicoanalizado, impidiendo así que se proyectasen los propios conflictos en el análisis de los pacientes. Durante el psicoanálisis se producía una transferencia hacia el analista de algunos de los componentes de la vida psíquica del paciente. En la transferencia positiva, el analista asumía la autoridad del superyo y tenía la oportunidad de remediar los errores cometidos durante la formación del superyo por la interiorización de las ideas paternas. En este proceso, el psicoanalista podía convertirse en un objeto de deseo para sus pacientes. El mayor problema durante el análisis era la resistencia del yo a abordar los cambios producidos, lo que podía dar lugar a una transferencia negativa.

Según Freud, el Psicoanálisis podía ser útil en la curación de las Neurosis, pero no en las Psicosis. Esto se debía a que consideraba que los psicóticos habían perdido toda relación con el principio de realidad. Por tanto no podían incorporar a su personalidad los beneficios ocurridos durante el análisis.

 

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Qué es la timidez y cómo superarla

Posted on 23/03/2013 por clicpsicologos
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La timidez puede definirse como un estado anímico que afecta a las relaciones personales. Habitualmente es considerada como una pauta de comportamiento que limita el desarrollo social de quienes la experimentan dentro de su vida cotidiana. A pesar de que no es una enfermedad, la timidez es un problema que afecta a muchas personas y que cada vez es más frecuente en las consultas de los psicólogos. En efecto, la timidez puede tener consecuencias graves para las personas que la padecen en alto grado, dando lugar a trastornos tales como fobia social, fobia a hablar en público, aislamiento social, etc. Sin embargo, por lo general, puede solucionarse aprendiendo unas pocas habilidades sociales que, una vez repetidas, resultan sencillas y se ponen en marcha de forma automática.

En realidad, no todas las personas tímidas tienen los mismos miedos o se sienten incómodas o molestas en las mismas situaciones, aunque la mayor parte de ellas se sienten inseguras cuando tienen que hablar en público, se sienten observadas, hablan con gente desconocida, o se relacionan con personas que les resultan atractivas.

Las consecuencias de este sentimiento pueden afectar a las personas en todas las facetas de sus vidas, haciendo que se sientan insatisfechas, ridículas, aisladas, inseguras, inferiores e idealicen al resto, de forma que no pueden intercambiar opiniones, valores o sentimientos.

Un aspecto a tener en cuenta es que cuando los problemas de timidez interfieren mucho en la vida de las personas, generándoles mucho malestar, es recomendable que consulten a un psicólogo para abordar la problemática a partir de un proceso terapéutico. No obstante, si el problema no es sumamente grave, las personas pueden intentar hacerle frente siguiendo una serie de pautas:

  • Tomar conciencia de que cada uno es el único responsable de sus problemas y por tanto debe prepararse para resolverlos.
  • Nada es fácil, porque las cosas no siempre salen como se desea. Por tanto, lo que se sabe se aprende gracias a la experiencia y es por ello que la práctica es fundamental para superar la timidez y el rubor.
  • Es conveniente que la persona tímida no dé excesiva importancia a  este aspecto ya que no la define por completo, sino que es una característica más de su personalidad que no tiene nada de malo. En este sentido, es importante  ser capaz de aprender a valorar el resto de cualidades que se poseen.
  • Es muy útil practicar ejercicios de relajación o aprender a controlarse en los momentos de ansiedad e inseguriad, repitiéndose a sí mismo frases positivas y tranquilizadoras.
  • Otra estrategia muy efectiva es pensar en las frases que cada uno dice o comenta con los demás y que impiden superar los sentimientos de inseguridad. A partir de ahí, se pueden cambiar dichas frases por otras positivas que ayuden a la persona a sentirse más fuerte a la hora de intentar superar su timidez.
  • Es importante fijarse metas pequeñas y que ayuden a cumplir el objetivo final de afrontar y superar la timidez. Esto debe hacerse poco a poco, teniendo en cuenta que no pasa nada si en algún momento del proceso las cosas no ocurren como estaba previsto.
  • Imaginar situaciones en las que uno se desenvuelve con normalidad o con éxito, y reflexionar en lo que hace para conseguirlo.
  • A medida que la persona va afrontando su timidez, es importante que se conceda algún pequeño capricho a modo de recompensa. Por el contrario, no es nada oportuno castigarse por los errores, ni tan siquiera culparse. De hecho, al principio, es normal no salir siempre victorioso de todas las situaciones.

Por último y tal y como se ha señalado anteriormente, destacar que la timidez es susceptible de recibir tratamiento cuando se experimenta de forma muy frecuente, intensa y promueve una alteración de la normalidad del funcionamiento del sujeto y le impide mantener relaciones sociales abiertamente, mostrar todo su potencial, tomar decisiones, decir lo que piensa y otras acciones en un entorno donde estén involucradas muchas personas. El tratamiento puede ser diverso aunque los métodos terapéuticos que han demostrado una mayor eficacia son los siguientes:

  • Terapia Cognitivo – Conductual.
  • Terapia de Programación Neurolingüística.
  • Terapia Breve.
  • Entrenamiento en Habilidades Sociales.
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El estrés laboral, causas y afrontamiento

Posted on 22/03/2013 por clicpsicologos
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La mayor parte de las personas conciben el trabajo como una senda de venturas y desventuras. No cabe duda de que en ella puede haber espinas que conviertan dicho recorrido en una experiencia poco placentera. Hay personas afortunadas para quienes el trabajo se convierte en la gran aventura de su vida y es en el terreno profesional donde encuentran emoción, estímulo, incluso diversión e inspiración. Sin embargo, hay muchísima gente que desempeña trabajos que no son los que preferiría o que incluso detesta. De hecho, para muchos, el trabajo constituye un mal inevitable o incluso una especie de maldición. En este sentido, para un gran número de trabajadores y empleados la actividad laboral no es otra cosa que la única forma a su alcance de obtener los medios necesarios para cubrir las necesidades vitales básicas y, si sus ingresos lo permiten, otros bienes que, sin ser imprescindibles, mejoran la calidad de vida cotidiana.

Cuando el trabajo constituye una carga es sumamente complicado para el individuo, ya que le obliga a dedicar bastantes horas diarias a una actividad que ni le resulta creativa ni es fuente de motivaciones. Hay personas que saben adaptarse a su situación laboral y no se deterioran psicologicamente con la misma, pero otras engendran una fuerte oposición interior que les supone un verdadero conflicto, llevándoles a un intenso sufrimiento debido a la no aceptación de sus circunstancias laborales.

La insatisfacción laboral da lugar a lo que los psicólogos han denominado estrés laboral, que se manifiesta como ansiedad, abatimiento, angustia o desmotivación. Dicho estrés puede originarse por múltiples variables, unas reales y otras imaginarias, ya que no todo depende del trabajo y sus condiciones, sino que la personalidad del sujeto juega un papel fundamental al respecto. No obstante,  las principales causas de estrés laboral son las siguientes:

  • Obligación de adaptarse a un horario rígido.
  • Realización de tareas rutinarias y poco creativas.
  • No alcanzar las expectativas profesionales.
  • Dificultades en las relaciones con los compañeros de trabajo o con los superiores.
  • Largos desplazamientos desde la vivienda hasta el lugar de trabajo.
  • Malas condiciones ambientales para el desarrollo del trabajo.
  • Personas que puntúan alto en la dimensión de Neuroticismo.
  • Hacer frente a esfuerzos excesivos o poco habituales.
  • Trabajar bajo una intensa presión.

Por otra parte, debido a las dificultades y sufrimiento que genera el estrés laboral, los psicólogos han señalado una serie claves para intentar abordar este problema desde sus primeras manifestaciones y sin que llegue a suponer una limitación importante para el sujeto. De hecho, estos son algunos de los aspectos a tener en cuenta a la hora de afrontar el estrés en el ámbito laboral:

  • Evitar una acumulación de tensión que provoque desequilibrios, ya proceda dicha tensión del mundo exterior o de la propia esfera psíquica.
  • Encontrar sentido a las tareas realizadas en el puesto de trabajo.
  • Pensar en retos y oportunidades, no en problemas.
  • Tener un buen descanso. Dormir entre 7 – 8 horas al día.
  • Realizar actividades dentro de la empresa para socializar.
  • Plantearse objetivos realistas y controlar las expectativas.
  • Evitar que la tendencia perfeccionista se convierta en una obsesión.
  • Desarrollar el discernimiento y la lucidez mental para comprender que no se puede atender a las exigencias laborales o sociales a expensas de la salud psíquica o física.
  • Asumir los fracasos sin desesperanza.
  • Evitar la actitud de estar siempre alerta para agradar y demostrar algo a los otros o a nosotros mismos.
  • Entrenarse psicologicamente para evitar la dispersión innecesaria de energías en el trabajo.
  • Evitar las culpabilizaciones cuando algo sale mal.
  • Afrontar la crítica como una oportunidad para aprender de los errores cometidos y mejorar.
  • Poner los medios necesarios para estar en armonía y así poder resistir mejor y superar los factores estresantes que no dependen del sujeto y que no se pueden controlar.
  • Realizar ejercicio de manera habitual para canalizar las emociones negativas y tensiones acumuladas.
  • Proporcionar a la mente el equilibrio necesario. Para ello puede ser importante la realización de ejercicios introspectivos e incluso la meditación, con la finalidad de que la persona llegue a conocerse mejor a sí misma.

Es conveniente destacar que el estrés no aparece de un momento para otro, sino que constituye un proceso que va desarrollándose de manera progresiva a través de síntomas tales como irritabilidad, descontento, malhumor, falta de energía o demotivación. Además, el estrés laboral también da lugar a problemas físicos de diversa índole, ya que es frecuente  que las personas estresadas intenten dejar su trabajo y, al no poder hacerlo porque necesitan los medios económicos para vivir, sufran graves alteraciones psíquicas que pueden dar lugar a trastornos psicosomáticos y a dañar, además, la esfera física del propio sujeto. Por tanto, si el problema de estrés laboral se prolonga excesivamente en el tiempo, es muy intenso,  limita mucho al individuo o le genera un deterioro significativo en su vida cotidiana, es conveniente contactar con un psicólogo para intentar abordar la problemática desde un punto de vista terapéutico.

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El Trastorno Límite de la Personalidad

Posted on 19/03/2013 por clicpsicologos
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El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) también denominado Borderline, se define fundamentalmente como un desorden de la personalidad caracterizado por inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico y relaciones interpersonales caóticas. El perfil global del trastorno también incluye  una inestabilidad generalizada del estado de ánimo, de la autoimagen y de la conducta, así como del sentido de identidad. Este trastorno se incluye en el DSM-IV dentro del grupo de trastornos de la personalidad denominados dramático – emocionales, siendo el más común de los trastornos de la personalidad.

El origen del TLP suele atribuirse fundamentalmente a causas genéticas y relacionadas con la producción de serotonina, es decir, la hormona del placer en el cerebro. No obstante, los factores culturales y sociales también juegan un importante papel a la hora de determinar la personalidad y comportamiento de este tipo de sujetos.

Los sujetos que padecen este trastorno suelen ser muy sensibles a las circunstancias ambientales, experimentando intensos temores a ser abandonados. Esta situación está relacionada con su falta de tolerancia a la soledad, mostrando un deseo extremo de estar acompañados. Estos individuos muestran fuertes reacciones ante una separación temporal o ante cambios inesperados en los planes. De hecho, este tipo de reacciones pueden llegar a ser extremas y autodestructivas, llevando a comportamientos tales como autolesiones e intentos de suicidio. No obstante, y a diferencia de los que sucede con las personas que tienen depresión, las personas con TLP suelen tener más actos de tipo parasuicida y autolesiones y menos intentos graves de suicidio. De manera que juegan más con este tipo de conductas de forma que suelen aparecer como llamadas de atención o manipulaciones, lo cual no significa que no hayan de ser tenidas en cuenta y ser abordadas lo antes posible en la terapia. Con frecuencia, estos comportamientos se muestran por los temores de separación característicos de este trastorno, o en situaciones en las que se desprenda la expectativa de verse obligados a asumir una mayor responsabilidad.

Las personas que presentan un TLP tienden a presentar un patrón de relaciones marcadamente inestables e intensas, con frecuentes idealizaciones en los momentos iniciales, lo que les lleva a compartir rápidamente sus intimidades con otras personas. Sin embargo, este comportamiento no es mantenido en el tiempo, y en múltiples ocasiones se produce  un giro radical hacia la devaluación del sujeto, sobre todo cuando consideran que éste no les da todo el tiempo, atención y afecto que merecen. De este modo, sus interacciones están marcadas por la posibilidad de recibir del otro y cuando alguna de sus expectativas es incumplida, pasan del ensalzamiento al ataque cruel del sujeto elegido. Por consiguiente en la mayor parte de las relaciones que establecen los sujetos con TLP, subyace un comportamiento manipulador.

Otra de las características del TLP es la tendencia a presentar cambios bruscos en la autoimagen, así como impulsividad en áreas potencialmente   peligrosas, tales como consumo de sustancias estupefacientes, prácticas sexuales de riesgo, conducción temeraria, juego…

Los sujetos con TLP también suelen expresar una alta reactividad en su estado de ánimo, sobre todo frente al estrés interpersonal, teniendo con frecuencia problemas para controlar sus expresiones. Dicho estado de ánimo puede ser interrumpido por períodos de ira, desesperación o angustia, a los que se suma un sentimiento crónico de vacío, así como de maldad y culpa por sus expresiones. Durante los períodos de estrés extremo pueden presentar ideaciones paranoides transitorias o síntomas disociativos, sin que sean merecedores de diagnóstico adicional. Así mismo, algunos sujetos incluidos en este trastorno pueden presentar síntomas característicos de las Psicosis, entre los que destacan las alucinaciones.

El Trastorno Límite de Personalidad es más frecuente en mujeres que en hombres y suele manifestarse al inicio de la edad adulta, cursando con un patrón de inestabilidad crónica en ese momento, con episodios de grave descontrol afectivo e impulsividad, y alta frecuencia de uso de los servicios sociales y de salud. Por lo general, las conductas más graves asociadas a este trastorno, como los intentos de suicidio y conductas autolesivas, tienden a desaparecer con la edad y las personas con TLP van logrando una mayor estabilidad en sus relaciones sociales y ámbito laboral en torno a la cuarta y quinta décadas de la vida. En este sentido, el TLP constiuye un trastorno complejo y difícil de abordar a nivel terapéutico, siendo las siguientes modalidades terapéuticas las más utilizadas y las que han ofrecido resultados más esperanzadores: Psicoterapia, Terapia Cognitivo –  Conductual, Terapia Dialéctico – Conductual, Psicoanálisis, Terapia Cognitivo – analítica y la combinación de Psicoterapia y Farmacoterapia.

Para finalizar y a modo de curiosidad, destacar que diversos analistas, entre los que destaca el Psicólogo Borwin Bandelow hallaron rasgos de TLP en diversos personajes históricos y personalidades a partir del estudio de sus datos biográficos. En efecto, personajes tales como César Borgia, Jim Morrison,  Juana de Arco, Sid Vicious y Diana Spencer, entre otros, presentaban según estos autores, características propias del Trastorno Límite de la Personalidad.

 

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Consejos para cumplir los objetivos de año nuevo

Posted on 30/01/2013 por clicpsicologos
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Las personas que llevan agenda suelen anotar más objetivos en un día de los que pueden cumplir, aunque no por esto se desanimen. Llegando el final de cada jornada, suelen tachar cada objetivo no cumplido y anotarlo junto a los del día siguiente, con optimismo, sin pensar en si estarán siendo o no realistas.

Con la llegada del fin de año nos encontramos con el mismo fenómeno psicológico, aunque a mayor escala. Durante los últimos días del calendario hacemos una revisión poco crítica sobre los objetivos alcanzados y posponemos cualquier actividad que nos resulte compleja o tediosa, para el año siguiente.

Solemos confiar en que esta vez será la definitiva y dejarnos llevar por lo que los psicólogos llaman: optimismo infundado, agravando a menudo ciertos problemas durante las fiestas, ya que nos olvidamos de cuidarnos pensando que en la nueva agenda no figurarán los excesos cometidos, sino únicamente los objetivos cumplidos.

Tras las navidades suele comenzarse el cambio con cierta intensidad, pero esa voluntad comienza a deshincharse pronto y año tras año vemos nuestros objetivos fracasar.

Insensibles a esta retroalimentación, volvemos una y otra vez a comenzar con esperanza el cambio, pero tropezamos en los mismos errores. A continuación destacamos algunos de los más comunes y proponemos varias soluciones:

Uno de los problemas fundamentales es nuestra tendencia a abarcar demasiado. Nos planteamos varios objetivos, sin definición, de manera confusa. Para este caso vale la regla: “menos es más”. Hay que marcarse pocos objetivos, concretos y realistas.

A la hora de definir claramente los objetivos, para evitar una excesiva ambición, es importante probar nuestra competencia inicial y así hacernos una idea de la dificultad de la tarea y el esfuerzo al que nos enfrentamos.

Esta experiencia previa puede ayudar también a organizar y planificar la consecución y estrategias para lograr los objetivos deseados.

Si comenzamos con tareas demasiado exigentes o complejas, será más fácil perder la motivación. Para evitar que esto ocurra hay que planificar, dividir bien el trabajo y procurar que el esfuerzo sea progresivo.

Con respecto a la motivación, que es un aspecto fundamental, hay que decir que los objetivos deben ser importantes, trascendentes, no prescindibles o banales. Se recomienda crear la máxima difusión del mensaje, anotarlo en varios soportes y compartirlo con el entorno para tenerlo bien presente. Si unimos el esfuerzo que requiere cambiar de hábitos a una escasa motivación, estaremos condenados al fracaso. Hay que premiar cada pequeño logro, sobre todo al principio.

Además de conocer el esfuerzo, es interesante tratar de anticipar y prevenir los obstáculos o problemas que puedan surgir durante el camino y sobre todo no perder el ánimo ante posibles imprevistos.

Cualquier día es bueno para comenzar el cambio.

Aunque en estos primeros días del año contemos con cierto impulso motivador, lo fundamental es la perseverancia, no rendirse si esa inercia resultara insuficiente. Se puede continuar o comenzar de nuevo en cualquier otra fecha, contaremos con más experiencia y por lo tanto mayores garantías de éxito.

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Qué es el asco

Posted on 24/10/2012 por clicpsicologos
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La emoción de asco, aversión o repugnancia ha sido reconocida como una emoción básica desde el pionero trabajo de Darwin. Se considera como una emoción básica porque  una expresión universal también innata, un único estado motivacional – afectivo y un patrón de respuesta asociado que es relativamente estable a lo largo de distintas situaciones, culturas e incluso especies. De forma semejante a otras emociones básicas, los psicólogos han reconocido las siguientes características en la emoción de asco:

  • Una expresión facial concreta.
  • Una conducta específica, que consiste en el distanciamiento  del objeto o situación que la produce.
  • Una manifestación fisiológica distintiva, que se expresa a través de la náusea.
  • Una sensación característica, que se denomina repulsión.

En el sentido más general del término, el asco define una marcada aversión producida por algo que la persona que lo experimenta considera como fuertemente desagradable o repugnante. Por tanto, el asco es la respuesta emocional causada por la repugnancia que se tiene a alguna cosa o por una impresión desagradable causada por algo. Se trata de una emoción compleja, que implica una respuesta de rechazo hacia un determinado objeto en base a sus características desagradables, hacia un acontecimiento psicológico determinado o hacia valores morales que la persona considera como repugnantes y poco éticos.

Determinados estudios realizados desde el ámbito de la Psicología han conseguido aislar una serie de elementos y factores que dan lugar a la emoción de asco. Entre dichos elementos, destacan los siguientes:

  • Ciertos alimentos tales como la comida putrefacta o maloliente.
  • Las secreciones corporales como las heces, saliva, flemas, etc…
  • Ciertos animales o bichos como cucarachas, piojos, gusanos, ratas, etc…
  • Algunas conductas sexuales inapropiadas como la zoofilia, el incesto, etc…
  • El contacto con cuerpos muertos.
  • Trozos corporales, tales como miembros seccionados, deformidades, vísceras, heridas y sangre.
  • La falta de higiene y los contactos potenciales con objetos que producen repugnancia como la ropa usada, manchas, restos de alimentos, etc…

Así pues, los desencadenantes del asco son los estímulos desagradables potencialmente peligrosos o molestos, como por ejemplo la comida descompuesta, los olores corporales o la contaminación ambiental. También producen reacción de asco una amplia gama sensorial de estímulos condicionados aversivos, mientras que los estímulos incondicionados suelen ser olfativos o gustativos. No obstante, conviene destacar que existen importantes diferencias individuales en cuanto a la sensibilidad para experimentar la emoción de asco.

En cuanto a las funciones de esta emoción, la más significativa es la función adaptativa, ya que prepara al organismo para que ejecute eficazmente un rechazo de las condiciones ambientales potencialmente dañinas, movilizando la energía necesaria para ello y dirigiendo la conducta al alejamiento del estímulo desencadenante. De este modo, parece evidente que el asco tiene como finalidad funcional potenciar los hábitos saludables, higiénicos y, en última instancia, adaptativos. Para ello, estimula la generación de respuestas de escape o evitación de situaciones desagradables o que se presenten como potencialmente dañinas para la salud. En este sentido, numerosos estudios han puesto de manifiesto que la emoción de asco tuvo una importancia transcendental en las vidas de nuestros antepasados, debido fundamentalmente a la presión de las enfermedades infecciosas y su influencia en la supervivencia.

Otra de las funciones principales de esta emoción es la función social, facilitando la aparición de las conductas apropiadas. Con este objetivo, la expresión de asco permite a los demás predecir el comportamiento asociado con esta emoción, lo cual tiene un indudable valor en los procesos de relación interpersonal. Así, por ejemplo, si en el transcurso de una comida el primero que prueba un plato pone cara de asco, previene inmediatamente al resto de los comensales. Por tanto dicha emoción facilita la interacción social y controla la conducta de los demás, permitiendo la comunicación de estados afectivos asociados y promoviendo conductas prosociales.

Finalmente conviene señalar una vertiente muy negativa del asco y es que también ha sido utilizado como un mecanismo de control social. Así, desde determinadas instancias, se ha llegado a sugerir que el asco interpersonal se encuentra en la base del trato discriminatorio a otras personas en base a su apariencia física, sexualidad, estatus social o raza. De este modo, resulta evidente que el asco juega un importante papel en los juicios morales y en la violencia étnica.

A modo de conclusión, se puede afirmar que el asco tiene metas y tendencias de acción, así como pensamientos y sentimientos, que son claramente distintivos. La función motivacional central es la de potenciar los hábitos saludables, higiénicos y adaptativos. De hecho, se ha llegado a conceptualizar el asco como un rechazo de nuestra naturaleza animal, a la vez que como una suerte de motor de la evolución de la civilización.

 

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