La tristeza es una emoción básica que se produce en resupuesta a sucesos considerados displacenteros y que denota pesadumbre o melancolía. Constituye un estado afectivo originado por un decaimiento de la moral. Suele aparecer asociada a acontecimientos que implican separación, pérdida, fracaso, decepción e indefensión. Cuando la tristeza se agudiza, se hace persistente, se convierte en una reacción excesiva a los acontecimientos y se presenta sin causa justificada, daría paso a la depresión. De hecho, la depresión es un trastorno del estado de ánimo que supone una de las condiciones psicopatológicas más frecuentes de los seres humanos. No obstante, el hecho de sentirse deprimido no es un síntoma suficiente para confirmar la existencia de una depresión, ya que la depresión como síntoma está presente en la mayor parte de los cuadros psicopatológicos.
Muchas veces no resulta fácil diferenciar la depresión clínica de los estados de ánimo depresivos transitorios y cotidianos. Con respecto a esta cuestión, ha surgido un intenso debate entre distintos psicólogos, que no llegan a un acuerdo a la hora de concluir si la diferencia entre la depresión patológica y el estado de ánimo depresivo transitorio es cualitativa o cuantitativa. Para algunos autores ambas categorías están dentro de un continuo, siendo la única diferencia la intensidad y número de síntomas. Sin embargo para otros, se trata de un verdadero salto cualitativo, de una diferenciación categórica.
La depresión constituye un trastorno o síndrome clínico que presenta, al igual que la ansiedad, manifestaciones en los tres sistemas de respuestas:
- Nivel cognitivo – subjetivo, donde suele apreciarse un estado de ánimo triste, sentimientos de inutilidad y culpa, indecisión, dificultades de concentración, ideas de muerte recurrentes…
- Nivel fisiológico, donde puede aparecer pérdida de peso o disminución del apetito, insomnio o hipersomnia, fatiga, pérdida de energía…
- Nivel motor, se presentan síntomas tales como agitación o enlentecimiento psicomotor, restricción de las actividades…
Los modelos actuales de la depresión confieren una gran importancia a las variables cognitivas que intervienen en el fenómeno depresivo. En este sentido, muchos autores vinculan la depresión con diversos pensamientos automáticos, autoesquemas negativos, distorsiones cognitivas o estilos atribucionales depresogénicos, encontrando una clara tendencia a la autoevaluación negativa y una atención selectivamente dirigida a los sucesos negativos y a las consecuencias inmediatas. Es interesante constatar que muchos de estos fenómenos cognitivos pueden observarse igualmente en sujetos ansiosos y que las técnicas cognitivas dirigidas a modificar o corregir dichas cogniciones desadaptadas son tan eficaces en el abordaje terapéutico de los trastornos de ansiedad como en el de la depresión.
En la práctica clínica diaria se puede comprobar que, en muchas ocasiones, los límites entre depresión y ansiedad no están tan claros como sería deseable, observándose puntos de coincidencia tanto en el plano fenomenológico como en los resultados de la evaluación mediante inventarios específicos.
La búsqueda de diferencias y similitudes entre la ansiedad y la depresión ha generado un gran volumen de literatura psicológica y psiquiátrica, destacando tres posiciones respecto a este problema:
- Una posición unitaria, que considera que ambos trastornos difieren sólo cuantitativamente.
- Una opción pluralista, que aboga por diferencias cualitativas.
- Un modelo mixto, que se inclina por un síndrome independiente ansiedad – depresión, que se distancia de los síndromes de ansiedad o depresión puros o primarios.
Se puede concluir afirmando que la repercusión de los trastornos de ansiedad y los trastornos depresivos en la población y en la sociedad en general, no sólo se debe a las elevadas tasas de incidencia y prevalencia, sino que también tiene mucho que ver con los altos costes económicos que suponen factores como su diagnóstico, tratamiento, hospitalización, etcétera. Además, tanto ansiedad como depresión son cuadros que aparecen muy vinculados a la disminución del rendimiento laboral, el absentismo, las bajas laborales y la baja adherencia a los tratamientos.
Para terminar, hacer referencia a una bonita frase de Khalil Gibran, que invita a reflexionar sobre la transitoriedad de ciertos estados de ánimo negativos:
“En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente”
you know how to take the attention of the readers with such good ideas.
Hey! Someone in my Facebook group shared this website with us so I came to give it a look. I’m definitely enjoying the information. I’m book-marking and will be tweeting this to my followers! Outstanding blog and brilliant design.